Por: Providencia Fernández
La educación de adultos representa mucho más que adquirir conocimientos académicos: es una herramienta poderosa para la inclusión social, el crecimiento personal y la reactivación económica. Los adultos que deciden retomar sus estudios no solo están superando barreras del pasado, también están enviando un mensaje de esperanza a sus familias y comunidades.
¿Qué aporta la educación de adultos?
· Mejora las oportunidades laborales y la estabilidad económica.
· Eleva la autoestima y el sentido de logro.
· Fomenta el pensamiento crítico y la participación ciudadana.
· Rompe ciclos de pobreza y exclusión generacional.
Aún existen prejuicios que menosprecian la educación en edad adulta, como si aprender tuviera fecha de vencimiento. Nada más lejos de la realidad. Cada adulto que vuelve al aula demuestra una valentía admirable. Estas personas tienen historias, responsabilidades, miedos, pero también una determinación que muchas veces supera la de los jóvenes. Es hora de que el sistema educativo y la sociedad les brinden el reconocimiento, la flexibilidad y el apoyo que merecen.
Invertir en educación de adultos no es un gasto, es una estrategia de desarrollo sostenible. Y como sociedad, tenemos el deber de facilitar ese camino.